México y Estados Unidos mantienen una relación migratoria estrecha, donde la movilidad humana genera importantes beneficios económicos, sociales y demográficos para ambos países. A pesar de los discursos políticos que plantean un endurecimiento en las políticas migratorias, especialistas consideran poco probable que se registren deportaciones masivas de migrantes mexicanos en el corto plazo.

En conferencia de prensa, el doctor Alejandro I. Canales, investigador del Departamento de Estudios Regionales (INESER) del CUCEA de la UdeG, destacó que los migrantes constituyen una fuerza clave para la economía y el desarrollo de Estados Unidos.

“Los mexicanos y los latinos no son enemigos de Estados Unidos, sino una fuerza viva que impulsa su progreso. Criminalizar la migración es atentar contra una de las bases que sostiene el poder económico y demográfico de ese país”, afirmó Canales.

Actualmente, se estima que 54 millones de migrantes residen en Estados Unidos, lo que equivale al 16.2% de su población total. De ellos, 12.7 millones son mexicanos, representando uno de cada cuatro migrantes en ese país y aportando alrededor del 10% del PIB estadounidense. Su presencia es fundamental en sectores clave como la agroindustria y la producción de alimentos.

Deportaciones masivas: un escenario poco viable

La doctora Patricia Noemí Vargas Becerra, Jefa del Departamento de Salud-Enfermedad del CUTlajomulco, subrayó que, a pesar de la retórica política, las cifras no sugieren un aumento drástico en las deportaciones.

“Históricamente, las deportaciones han tenido fluctuaciones, pero nunca han alcanzado niveles que rebasen la capacidad de los gobiernos para responder. Implementar una política de deportación masiva requeriría enormes recursos financieros y logísticos, lo que la hace poco factible”, explicó.

Incluso durante la administración de Donald Trump, las repatriaciones no alcanzaron los niveles más altos de la historia, por lo que Vargas Becerra llamó a evitar el alarmismo y centrarse en generar estrategias para atender a los migrantes que retornan.

Por su parte, la doctora Edith Yolanda Gutiérrez Vázquez, investigadora del INESER, enfatizó la necesidad de comprender las condiciones de quienes regresan al país y ofrecerles oportunidades de reintegración.

“El perfil de los migrantes retornados ha cambiado. Ahora es una población más escolarizada y en edad productiva que se reincorpora al mercado laboral. Sin embargo, algunos grupos requieren atención especial, como personas con discapacidad o los ‘dreamers’ acogidos bajo el programa DACA”, detalló.

En 2024, se estimaba que 468 mil mexicanos estaban amparados bajo el programa DACA, lo que representa un grupo vulnerable que enfrenta incertidumbre sobre su futuro.

Ante este panorama, los expertos coincidieron en que los gobiernos deben prepararse para recibir a los migrantes que retornen y garantizarles acceso a empleo, vivienda y servicios básicos, evitando que la falta de oportunidades los empuje nuevamente a la migración irregular.

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